Entradas

Entre el ruido y la soledad: un motociclista en la ciudad

Imagen
  Confiado Distraído Solo La ciudad no descansa. Respira apurada, avanza sin mirar atrás, exige atención constante. la concentración absoluta necesaria para seguir, la distracción mínima que acecha en cualquier esquina, y la soledad inevitable de quien se mueve entre multitudes sin formar parte de ellas. Avanzamos juntos, pero cada uno en su propio carril En estas tres imágenes, un motociclista atraviesa ese pulso urbano donde todo sucede al mismo tiempo: colectivos que pasan como paredes móviles, autos que empujan el aire, peatones que cruzan con prisa y semáforos que ordenan el caos por segundos. El protagonista es siempre el mismo, aunque nadie lo conozca. Casco puesto, mirada al frente, cuerpo tenso. Rodeado de ruido, viaja en silencio. La ciudad lo acompaña, pero no lo contiene. Cada fotografía captura un estado distinto: La vida urbana es así: compartida y solitaria al mismo tiempo.

Soledad en el verano La Foto

Imagen
Solos. El verano en Mar del Plata estalla a unos metros: hay gente, colores, risas y caminantes que pasan como un río incesante. Sin embargo, aquí —en primer plano— la escena es otra. Dos personas sentadas, conversando o tal vez calladas, rodeadas de mesas vacías que parecen repetir el eco de un silencio que no todos perciben. ía"í La soledad, cuando aparece así, en plena multitud, tiene una fuerza distinta. No es ausencia, es pausa. Es ese espacio invisible donde dos seres pueden encontrarse sin que el mundo los interrumpa. O quizá todo lo contrario: están juntos, pero solos entre miles, y ese contraste despierta preguntas —¿de qué hablan? ¿Comparten un secreto o se hunden en el mismo silencio? ¿Es compañía o distancia? El lobo marino de piedra observa a lo lejos, testigo eterno de temporadas que pasan, de amores de verano y despedidas al caer la tarde. Y así, la fotografía captura no solo un momento, sino una sensación: que aún en medio del bullicio, la soledad puede ser un pun...

Un Encuentro con la Paloma Urbana

Imagen
Penetrante Un ave cualquiera para algunos, pero un personaje urbano para quien se detiene a mirar. Esta paloma no vuela ni se esconde. Descansa, observa y, sin moverse, parece controlar el mundo con esos ojos intensos que no pasan desapercibidos. En su quietud hay carácter; en su postura, una pequeña declaración de existencia. La ciudad es su casa, la vereda su trono y nosotros, simples transeúntes, apenas invitados en su territorio. No es solo un ave en reposo: es un retrato  del ritmo urbano, de esos momentos que pasan inadvertidos hasta que una cámara los detiene y nos obliga a mirar de nuevo. Porque incluso en lo cotidiano, cuando algo nos mira a los ojos… se vuelve imposible ignorarlo.   Mas de animales